Cinco preguntas de rigor a… Fernando Ángel Moreno

Standard


Fernando Ángel Moreno (Madrid, 1971) es licenciado y doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Complutense de Madrid, donde actualmente ejerce como profesor de Teoría del Lenguaje Literario. Ha escrito numerosos artículos y críticas sobre literatura, teleseries, cine y cómic tanto en España como en revistas y libros extranjeros. Además ha impartido conferencias y seminarios sobre narrativa en diversas universidades españolas y extranjeras. Ha ganado varios premios por sus artículos, por su libro Teoría de la Literatura de Ciencia Ficción (Sportula, 2014) y por la co-dirección de la revista de crítica narrativa Hélice: Reflexiones críticas sobre ficción especulativa. Es editor de la antología Prospectiva: Antología de Cuentos de Ciencia Ficción Española Contemporánea (Salto de Página, 2012), editor de Tiempo dilatado: Cuarenta teleseries por cuarenta autores (título provisional) y autor y co-editor de Historia y Antología de la literatura española de ciencia ficción (Cátedra, 2014). Ha sido uno de los coordinadores de las diferentes acciones del movimiento en defensa de la universidad pública La Uni en la Calle y coordinador del Círculo Podemos Complutense, del cual es aún miembro.

A Fernando Ángel, Fer para los amigos, lo conozco desde hace más de una década. Nos unieron, primero, las convenciones de literatura de género fantástico, en donde compartimos tertulias y cervezas, y luego afinidades más allá de la literatura especulativa. Por ejemplo, la política, pero también la fascinación por embarcarnos en proyectos imposibles (por ejemplo, el de Tiempo dilatado, que coordino con él).

Estas serían los titulares de la entrevista.

 

Lo peor de la universidad, lo que debe cambiar y no se hace nada por cambiarlo, es la caterva de ciegos que gobierna muchísimos Departamentos, Decanatos y Rectorados; de tantísimos catedráticos (salvo honrosas y gratificantes excepciones) y su ignorancia de la realidad; de los altos funcionarios con sus sueldazos; castas todas ellas basadas en una ceguera clasista ante la realidad social y ante la de los profesores más jóvenes y ante la de los estudiantes. En medio del desastre, continúan metidos en sus estúpidas e infantiles peleas de egos y de dominio. Priman, desde siempre, la ambición, los juegos de camarillas y los cálculos políticos.

 

Creo realmente que se está produciendo una revolución en España, por paulatina y atípica que sea. Como todas las revoluciones, me da algo de miedo, puesto que las distopías son siempre las realizaciones de las utopías. Pero hay que llevarla a cabo.

 

Me sorprende la actitud de tantas personas de izquierdas que prefieren aferrarse a proyectos claramente agotados cuando disfrutamos ahora de unas condiciones que quizás no vuelvan a repetirse en décadas. Leo a gente muy válida que no colabora con nuestros círculos por esperanzas trasnochadas y de resultados claramente terribles. Entiendo que se vayan a otros movimientos, como Equo, pero me apena cuando continúan apoyando a quienes nos han traído hasta aquí o cuando se dejan arrastrar por la desidia. Son mucho más responsables de cuanto ocurre que los propios gobernantes.

 

Podemos ganará las nacionales, pero no les dejarán gobernar ni PP ni PSOE. No se aplicará al Gobierno de España el pucherazo del PP para las municipales; no se dirá que debe gobernar el más votado.

 

Pero vamos al lío y a las preguntas.

  1. Fernando Ángel, vamos a empezar por el principio. Y empezar por el principio contigo me lleva inevitablemente, dadas nuestras experiencias en común, al fandom, al mundo de la ciencia ficción, la fantasía y el terror. ¿Cómo ves ahora mismo el género fantástico español? ¿Te alegra que ciertas temáticas, como la de los zombies o la distopía post-apocalíptica, hayan llegado al público mainstream, o tal vez esta es una percepción errónea por mi parte? Porque, sinceramente, para el gran público parece que los escritores españoles de género solo escriben de estos dos temas…

Lo de los temas y los subgéneros es cíclico. Me parece bien que ahora sean estos y mañana sean otros. Es una gran apertura.

Me preocupa, como dice siempre Marcelo Cohen, que el postapocalíptico vaya introduciendo el proyecto neoliberal de que todo se va a venir abajo y debamos ir haciéndonos a la idea porque no queda otro. Es peligroso. Pero tiene también sus virtudes estéticas y culturales en otros sentidos.

No obstante, discrepo enormemente del término «distopía postapocalíptica». existen algunas obras que pueden ser calificadas así, pero no son precisamente las que están más de moda. Está de moda el postapocalipsis, porque es el género donde cae todo sistema y el individuo debe improvisar continuamente su supervivencia y la distopía, donde existe un proyecto utópico bien orquestado, estructurado y burocratizado con el fin de hacer felices a los ciudadanos. Al fin y al cabo, toda distopía no es más que una utopía realizada. Ambos géneros conviven hoy en narraciones audiovisuales, pero nuestros escritores no parecen tener demasiados recursos y ganas para el distópico, que es muy complicado.

En este momento, me encuentro muy alejado de lo que se escribe actualmente en el fándom, al menos en novela. Hace unos años me pareció que el nivel bajaba hasta los peores tópicos del pulp, en el peor sentido, y dejé de interesarme por las novelas, salvo contadas excepciones. En general, no me atraían las narraciones tan lineales, los personajes tan poco conflictivos, la falta de ideas, la escasa inteligencia detrás de la construcción de los diálogos… Incluso algunos autores que en su momento me encantaban me han decepcionado con sus últimos textos. Sigo fiel a escritores como Edu Vaquerizo, que se esfuerza a reinventarse y que creo que, siendo fiel al espíritu del fándom, explora nuevas posibilidades, o a Rodolfo Martínez, que me parece honesto con su literatura y más inteligente que la media.

No obstante, me alegra muchísimo que el fantástico tenga éxito, sea al nivel que sea, porque abre nuevas vías y va quitando prejuicios. Y además todos los lectores de fándom deberían estar felices con la creciente nómina de autores y su repercusión. En este sentido, me alegra mucho el impacto de autores más o menos recientes, aunque me interese muy poco lo que escriben. (Intentaré acercarme de nuevo a lo que hacen, si encuentro un hueco, porque seguramente me habré equivocado al juzgarles.) Ojalá vayan hacia arriba y se incorporen aún más escritores.

No obstante, me gusta mucho lo que hace gente de fuera del fándom. Creo que, entre otros, tenemos tres estupendos escritores que irán a más: Juan Jacinto Muñoz Rengel, Ismael Martínez Biurrun y Jorge Carrión, con textos mucho más complejos, mayores miras y de más recorrido a todos los niveles. Y quizás la puerta que se les ha abierto se deba, de rebote, a esa aceptación que viene desde las bases fandomitas, que ha llegado al cine y que de ahí pasa al mainstream (hablando en términos estrictamente comerciales). Al final, es un círculo en el que todo se retroalimenta. En este sentido, creo que estamos en uno de los mejores momentos de la historia de la literatura proyectiva española, si no el mejor, en los círculos mainstream.

 

  1. Pasemos a la Universidad. Como profesor que eres de la Universidad Complutense, y no solo eso, sino como profesor comprometido y muy activo durante los últimos años en la vorágine que hay en torno a la educación universitaria pública, ¿hasta dónde llega la degradación de la misma?

La respuesta es muy complicada, porque lo mejor y lo peor se funden siempre en la universidad.

En mi opinión, estamos en un momento trágicamente grotesco. La degradación en picado que había cuando yo era estudiante ha frenado hace tiempo; la universidad empezó muy lentamente a levantarse hace algunos años. Hay una generación magnífica de profesores entre treinta y cuarenta y cinco años, con una gran formación, con vinculaciones productivas con compañeros extranjeros y con constantes y bien valoradas publicaciones. En algunos campos, nos encontramos entre los diez primeros países del mundo (como en Filología Clásica o en Teoría de la Literatura). Por ejemplo, el nivel de los profesores jóvenes de Filosofía en la UCM es tan, tan apabullante… Cuidado: hablo en términos generales. Evidentemente, hay profesores jóvenes horrorosos y profesores de más edad realmente extraordinarios.

En cuanto a los alumnos, por mi experiencia, son cada vez mejores y más comprometidos. Desde luego, son mucho más críticos que los de las generaciones de nuestros abuelos. Pero puntualizo que hablo de mi experiencia en carreras vocacionales en la UCM, como, un verdadero privilegiado. No puedo hablar desde otros parámetros. También hay que hablar de muchísimos funcionarios valiosísimos, que trabajan mucho más de lo que les exigen sus contratos, sin reconocimiento social de ningún tipo.

Por otra parte, disponemos de herramientas tecnológicas valiosísimas, que hacen que la investigación y el estudio se enriquezcan a niveles desconocidos hasta hoy.

Es decir, en cuanto a potencialidad, estamos en un momento dulce, muy importante, para incentivar una universidad diferente a la que conocíamos. Deberíamos potenciar todo eso con mayores recursos y sin injerencias de los lobbies exteriores.

Desgraciadamente, el ataque para impedir el aprovechamiento de todo ello está siendo brutal y lo será aún más. Se usa la excusa de los defectos universitarios (gravísimos) para invadirla. Las mentiras y las leyendas populares contra la universidad española y contra sus logros se basan, en el mejor de los casos, en lo vivido por muchos en los años setenta, ochenta y noventa, con escasa correspondencia con la situación actual. Por otra parte, las empresas privadas y la embestida neoliberal está haciendo lo posible por hundir todo aquello que no dé dinero inmediato a intereses privados, sin valorar lo lucrativa para el Estado que es cualquier universidad por su mera existencia. Lo de los rankings sobre las cien, doscientas, quinientas mejores universidades es de broma, una broma cruel y falaz. Esos rankings son criticados una y otra vez por universidades importantísimas y pagados por empresas privadas a partir de resultados comerciales y no humanistas ni investigadores ni sociales. Y, sin embargo, se juzga continuamente la universidad pública española por esos rankings absurdos. Es trágico, como digo.

Sin embargo,  lo peor de la universidad, lo que debe cambiar y no se hace nada por cambiarlo, es la caterva de ciegos que gobierna muchísimos Departamentos, Decanatos y Rectorados; de tantísimos catedráticos (salvo honrosas y gratificantes excepciones) y su ignorancia de la realidad; de los altos funcionarios con sus sueldazos; castas todas ellas basadas en una ceguera clasista ante la realidad social y ante la de los profesores más jóvenes y ante la de los estudiantes. En medio del desastre, continúan metidos en sus estúpidas e infantiles peleas de egos y de dominio. Priman, desde siempre, la ambición, los juegos de camarillas y los cálculos políticos. Son las mismas personas que están pactando para hundirla aún más, bajo la excusa de mejorarla. Paradójicamente, el proyecto de cambiar esto, por parte del PPSOE (porque aquí van juntos de la mano desde los planes del Estrategia Universidad 2015 y el Plan Bolonia), con su dominio desde el gobierno nacional y los gobiernos autonómicos y con sus estrangulamientos económicos y con sus jueguitos competitivos (desde inaplicables y poco deseables parámetros anglosajones), conseguirá radicalizar aún más los problemas actuales. De hecho es un intento de controlar mejor la universidad desde arriba y de quitarle la universidad a la ciudadanía. Lo que el PSOE y el PP están haciendo con la universidad, ayudados por sus responsables internos, es lo peor que le ha ocurrido a esta en muchas décadas. Si no se les detiene, el efecto va a ser devastador y difícilmente arreglable a corto o medio plazo. De hecho, ya lo está siendo: un máster en la UCM vale 4000 euros, hay un gran abandono por motivos económicos, perdemos instalaciones y recursos, buenos investigadores y magníficos estudiantes se van al extranjero con un corte de mangas y un «Podéis iros a la mierda» a tantos estultos universitarios y a nuestros gobiernos… Están haciendo lo peor cuando podría ser nuestro mejor momento. Y no se les va a perdonar ni va a dejar de soportar una cada vez mayor resistencia, te lo aseguro.

Como todo en España, el problema de la universidad no es estructural. Es ideológico. Ningún cambio de estructura mejorará apenas la universidad. Solo podrán ponerse parches. Solo la cambiará una mirada solidaria, crítica y combativa, arriesgada, que deje atrás todo el sistema de castas, que se atreva a decir “No” a los chantajes internos y externos, a los juegos de poder, y que apueste por la investigación, por la docencia, por los estudiantes y por la solidaridad, no por resultados económicos ni por jueguitos infantiles de competitividad. La cambiarán movimientos horizontales en espacios comunes. Hasta entonces… Seguirán desaparecidas las grandes y arriesgadas propuestas, y seguirán quedando solo los gestores pusilánimes: cínicos que se buscan constantes excusas a sí mismos para ceder a presiones egoístas. Y lo pagarán aún más quienes menos deberían.

 

  1. Cuando he dicho que eras un profesor comprometido es porque lo creo. No eres de los que se callan. Es más, no eres tampoco de los que se quedan quietos. ¿No crees que hacen falta menos “activistas” virtuales, de esos que inundan las redes sociales de memes y mensajes de indignación, y más Activistas, así, con mayúsculas?

No creas que ataco mucho a las redes sociales; de hecho, como sabes, soy fiel seguidor de Facebook. En mi opinión, Facebook y Twitter están siendo medios muy eficaces para introducir cambios de mentalidad que, de otro modo, apenas serían posibles. Quizás no sean tan valiosos para cuestiones más lejanas, pero para la universidad son útiles, aunque lentos. Además sirven, en el caso de los docentes comprometidos, para que el estudiante vea a su profesor (en el fondo, un modelo) más humanamente y más implicado. Todo eso es muy bueno.
Ahora bien, tienes razón en que nuestra herencia de callada servidumbre producida por la dictadura, unida con el lento sangrado de lo financiero ganado bajo falsas promesas de eterna comodidad, ayuda a incrementar esa desidia humana que impide rebelarse y que calma un poco las conciencias con sus memes (casi siempre falsos o inexactos) y sus indignaciones mal gestionadas. Hay que estar a pie de calle. Para entender todo esto, recomiendo mucho el libro Sociofobia, de César Rendueles.

Por otra parte, no creo que nadie pueda hacerse “Activista” de la noche a la mañana. Y, desde luego, no fue mi caso (si es que puedo considerarme así ahora). Juntarse con compañeros a intentar arreglar cosas exige entrenar muchas facetas que no siempre se tienen innatas: constancia, resistencia a la frustración, jugarte el tipo ante quien no deberías, tener interés por otras posturas (aunque puedan parecer contrarias o alocadas), cuidar mucho el trato personal (cuándo gritar y cuándo sonreír), soportar falsas acusaciones, estar alerta frente a las tentaciones y, sobre todo, muuuuuuuucho tiempo y mucho whatsapp. 😛 Es agotador.

Ahora bien… La alternativa es mucho peor. Hay que ir poco a poco, sonriendo a todo el que se acerque a ayudar y facilitando las cosas.

Algo bueno: sí se cambian cosas.

Lo mejor de todo: conoces excelentes personas (íntegras, honradas, valientes, bien preparadas) que no sabías que pudieran existir, como las de nuestro círculo y las de La Uni en la Calle.

 

  1. Es inevitable, me vas a perdonar, no mencionar tu vinculación con Podemos y con el círculo Podemos Complutense. Has asistido al periodo de gestación del movimiento, asististe al parto y ahora observas los primeros pasos de este lactante. ¿Hasta dónde puede llegar este churumbel?

Pues sí. Estoy incluso desde el día anterior al principio, desde ante de que existiera un Círculo Complutense o incluso círculos como tales. Sin embargo, mi experiencia ha sido siempre desde el trabajo de círculo, nada más allá, así que mi visión es muy limitada.

¿Hasta dónde creo que puede llegar Podemos? Lejísimos. ¿De buena manera? No lo sé; me gustaría y hay material humano para ello. Por suerte o por desgracia, depende sobre todo de nosotros mismos, pese a las grandes amenazas exteriores.

En cuanto a cómo va la cosa en el Círculo… A partir de noviembre, volveremos a la lucha de base, contra las injusticias en la Complu. Pero en este momento estamos con la preparación del gran encuentro de otoño. Llevamos meses con los documentos políticos, organizativos y éticos que serán los que definan mejor Podemos, sintonizando por escrito las diferentes sensibilidades y conceptos que tenemos en la mente y en las conversaciones. Por ejemplo, en Plaza Podemos (un espacio virtual abierto) se colabora con círculos y ciudadanos de toda España, con los que algunos compañeros se escriben a menudo, en busca de los mejores mecanismos para evitar el mesianismo, la corrupción, el protagonismo de los grupos de poder… Está siendo una de las experiencias intelectuales más interesantes que he podido disfrutar en mi vida, junto a personas muy inteligentes y de gran formación política.

Con todo ello, con los resultados de las encuestas, con las respuestas mediáticas… Creo realmente que se está produciendo una revolución en España, por paulatina y atípica que sea. Como todas las revoluciones, me da algo de miedo, puesto que las distopías son siempre las realizaciones de las utopías. Pero hay que llevarla a cabo. Es tanto lo que puede aportarse que dudo de que España siga siendo igual dentro de unos años. ¿Mejor? ¿Peor? Muy diferente.

Con todo, hay que jugar estas cartas, porque las hemos esperado mucho tiempo y jamás pensamos que podríamos tenerlas. En este sentido, me sorprende la actitud de tantas personas de izquierdas que prefieren aferrarse a proyectos claramente agotados cuando disfrutamos ahora de unas condiciones que quizás no vuelvan a repetirse en décadas. Leo a gente muy válida que no colabora con nuestros círculos por esperanzas trasnochadas y de resultados claramente terribles. Entiendo que se vayan a otros movimientos, como Equo, pero me apena cuando continúan apoyando a quienes nos han traído hasta aquí o cuando se dejan arrastrar por la desidia. Son mucho más responsables de cuanto ocurre que los propios gobernantes.

Por suerte, sean cuales sean los diferentes resultados electorales ya ha habido un cambio importantísimo.

Te comento una anécdota. Cuando montábamos La Uni en la Calle, tuvimos que recorrer muchos lugares de lucha para conseguir material de apoyo y para difundir el proyecto (casas okupas, centros de mareas ciudadanas, sedes de grupos políticos alternativos…). Pues bien… Para mí fue sorprendente la de puertas que abría que te reconocieran como parte del espíritu del 15M. Aquel fue el verdadero cambio. Con el 15M se crearon nuevos centros de resistencia, nos unimos más personas al activismo, nos pusimos en contacto entre muchos grupos… Bien… Ahora multiplica eso por los millones de personas que votarán a Podemos y por todos los activistas nuevos que están surgiendo y todas las alianzas, encuentros, debates… Estamos creando entre todos una cultura del activismo en España, primero desde el 15M, ahora con el apoyo mediático de Podemos. Por pocos que seamos, seguramente estamos ya a la cabeza activista de cualquier país de occidente. Algo ha cambiado y va a cambiar mucho más.

 

  1. Ya para terminar, te pido que te mojes más aún de lo que lo has hecho. Ejerce de brujo y dime qué pasará en las próximas elecciones municipales, autonómicas y nacionales. ¿Habrá pactos amplios de izquierdas? ¿Se convertirá el PSOE en otro PASOK? ¿Es verdad eso de que el bipartidismo ha muerto?

No me cuesta nada. Me he equivocado tantas veces que una más…

El bipartidismo ha muerto: pactarán PSOE y PP para que no gobierne Podemos o una alianza de partidos de izquierdas. El coloquialismo «PPSOE» se formalizará con un trágico pacto a nivel nacional. Pero vamos por partes…

En las municipales, no te sé decir. Depende mucho de cómo tengamos que plantear las elecciones. No te creas que me hace gracia ganar muchos municipios. Creo que es demasiado pronto para eso. En otoño decidiremos entre todos cómo enfocarlo.

Daremos la sorpresa en muchas comunidades. Ahí empezarán los pactos contra Podemos y nuestra verdadera influencia social, más allá del necesario populismo inicial.

El PSOE caerá, a lo PASOK, cuando empiece a verse que el voto útil contra el PP es para Podemos. La caída del PSOE, rendido a sus equilibrios acrobáticos entre neoliberalismo e izquierdismo de mercadillo, será entonces espectacular.

Y Podemos ganará las nacionales, pero no les dejarán gobernar ni PP ni PSOE. No se aplicará al Gobierno de España el pucherazo del PP para las municipales; no se dirá que debe gobernar el más votado.

En ningún escenario posible, bajo ninguna condición, Podemos pactará con PP, PSOE, CiU o PNV.

Son solo impresiones personales y, según me dicta mi experiencia, me equivoco.

 

Fer, coincido en gran parte de esas impresiones. Sinceramente, a mí también me da miedo que la utopía de Podemos se convierta en distopía. Pero, como tú, también creo que hay que llevarla a cabo. Muchísimas gracias por responder a estas preguntas. 

 


 

Otras entrevistas:

I 5 preguntas de rigor a… Farid Bentría (director de la Fundación Internacional de Derechos Humanos) 

One thought on “Cinco preguntas de rigor a… Fernando Ángel Moreno

Leave a comment